¿Casas malignas o presencias que se niegan a partir?

Un amigo muy cercano salía con una chica a la que llamaremos Ana y de hecho, con el tiempo tuvieron una nena. Era una relación obsesiva por el lado de Ana y todo hacía prever peligro en un futuro tal vez no muy lejano.
Cuando Ana quedó embarazada, la madre de ella le alquiló un departamento en un sexto piso de la avenida Independencia aquí en capital.
Debo decir que Ana desde hacía tiempo que periódicamente recibía tratamiento psiquiátrico por algo que, a mi en lo personal me parecía un tratorno bipolar; es decir que alternaba momentos de hiperactividad y alegría exagerada, con otros de profundas depresiones.
Una noche, para ir al asunto que me ocúpa, me pasaron la dirección en que se encontraban viviendo los tres: Ana, su novio y la criatura recién nacida.
Sería algo de las 22:00 horas cuando me dirigí al departamento en cuestión. Luego de ser recibido subimos por el ascensor y penetramos en el departamento propiamente dicho.
No bien entré le dije a mi amigo de forma automática al oído: "Hermano, en este departamento hay un espíritu de suicidio que espanta"
Explico que utilicé la forma cómica de hablar de un amigo, imitando su todo de voz y que ya es proverbial en mi; es una especie de mecanísmo para decir algo cierto sin causar una reacción preocupante.
En ese punto mi amigo me cuenta que en ese departamento ya había habido uno o dos suicidios, ahora no lo recuerdo bien.
Yo enseguida empecé a decirle a mi amigo que habida cuenta del estado de Ana que la mantuviera bajo vigilancia; de hecho, esa misma noche nos acercamos Ana y yo al balcón que da a avenida Independencia y recuerdo que, disimuladamente me puse en una posición en la que pudiera hacer algo en caso de que ella intentara algo drástico...
La cuestión es que no pasó mucho tiempo entre esa noche y la tarde en que me llamaron por teléfono para decirme que Ana se había quitado la vida arrojándose desde el balcón interior.
Esto nos shockeó a todos, especialmente a mi amigo que quedó destruído y a duras penas pudo rehacerse con el transcurso del tiempo.

Era acaso la casa o tal vez la energía de depresión de los antiguos ocupantes la que había tomado asiento en el lugar?
Eran tal vez las mismas personas -ahora sin cuerpo físico- que se habían suicidado, las que no podían abandonar el sitio, como estancadas emocionalmente y tratando de volver al punto en que habían tomado la triste determinación que había causado tanto dolor a los que los querían?
No lo sé de cierto, pero si recuerdo la sensación que me embargó cuando entré por primera vez.
Algo había, y no era yo el único que lo notaba.
Desde la avenida y en los años subsiguientes, echaba una mirada furtiva al edificio y notaba con cuanta asiduidad se vaciaba el departamento luego de haber sido alquilado.
Es como si la gente no pudiera permanecer por mucho tiempo allí.

Historias como estas abundan en los registros paranormales, pero ésta es epecial porque puedo dar fe de ella y hay testigos.

saludos

el tìo Mors.

Hola Morss!!!! bueno se que no es lugar para presentarme jajaja
Interesant lo que cuentas. Crees que las personas ahoras echas energia de alguna forma obligaron a Ana a tomar esa decision? ya que la realcion, era muy tira da de los pelos por asi decirlo y hoy en dia aunque sea un asco admitirlo las personas toman la decision de suicidarse como algo sin importancia
nos estamos viendo BYE!!